HISTORIA Y ANÉCDOTAS
El ejército pudo con el fútbol
Guillermo Eizaguirre Olmos nació en Sevilla el 17 de mayo de 1909. Su padre era el magistrado de la Audiencia sevillana don Eugenio Eizaguirre Pozzi, que simultaneó su profesión con el hobby de entrenar a su equipo del alma, el Sevilla. Y en este ambiente, nuestro personaje crece y entra en el Sevilla en edad infantil; pasa al primer equipo en la temporada 25-26, con sólo 16 años de edad y un porvenir futbolístico espléndido, pues se le califica como la gran alternativa a Ricardo Zamora, el mítico cancerbero. Empezó teniendo por delante a Herminio y Sedeño, ganó la Copa del 35 con Euskalduna y Deva para terminar con Joaquín y Villalonga en su última campaña, la 35-36.
Resultado justo pero abultado ligeramente. «El Sevilla ganó un partido, que pudo perfectamente perder, porque tuvo en la meta a un hombre seguro, hábil, de gran clase, que le permitió anular los ataques del Sabadell…y puso en claro aprieto a Guillermo Eizaguirre, que, ayer, confirmó una vez más su clase altísima de gran guardameta.» De esta forma recojía El Mundo Deportivo del día 1 de Julio de 1935 la actuación del guardameta sevillista. En la imagen vemos la foto que publicaba el periódico con el subtítulo de «LA COPA DE ESPAÑA … en manos de Eizaguirre, el gran portero internacional y capitán del Sevilla»
Guillermo Eizaguirre está considerado como uno de los mejores porteros del Sevilla en toda su historia, pero pasó que la barbarie del 36 iba a acabar con su vida deportiva cuando sólo contaba con 27 años de edad y había defendido en tres ocasiones la portería de España. Participó en la guerra civil en las filas del bando nacional y cuando terminó el conflicto decidió seguir en el Ejército y jugar en las filas del Atlético de Aviación, pero Ramón Sánchez-Pizjuán se negó a darle la carta de libertad a pesar de las presiones de altas instancias militares. Guillermo Eizaguirre tuvo que colgar los guantes para siempre. Siguió ligado al fútbol y fue seleccionador nacional desde 1948 a 1950, cabiéndole el honor de ser el seleccionador con el que España obtuvo el cuarto puesto en el Mundial del 50 celebrado en Brasil.
Un ídolo tanto dentro como fuera del campo.
No tardó en conquistar el corazón de los aficionados sevillistas, se convirtió en uno de los grandes ídolos de la hinchada hispalense, que le admiraban tanto dentro como fuera de la cancha, y si no, ahí queda el dato histórico de la fotografía, en uno de los innumerables momentos en que Eizaguirre abandona a hombros el viejo Nervión, junto a él otro de los grandes, Pepe Brand.
Un Rodolfo Valentino bajo los palos. Medía lo justo para un guardameta, todo lo más un metro setenta y cinco. Pero saltaba más de 2 metros diez. No tenía piernas, tenía muelles…pelo engominado, jerseys luminosos y sonrisa amplia, era una especia de «Rodolfo Valentino»…un héroe de carne que marcó toda una época en el Sevilla. Fué campeón de todo. Y sevillista.
«Sevilla, Leyenda del Sur», Diario Marca
Cabecera de los deportes de La Prensa, Diario Republicano Año XXV Número 9534 – 14 de Mayo de 1935
Los mejores «Keepers», ligados al apellido Eizaguirre. Cosas que tiene el fútbol…Hace muchos años – ¡antes de Amberes! – el mejor guardameta era Agustín Eizaguirre de la Real Sociedad de San Sebastián, internacional contra Francia, en 1913, y olímpico en 1920, actualmente el mejor portero nacional es Guillermo Eizaguirre, el sevillano, a quien admiramos hace veinte días en Riazor. Dentro de unos años, cuando Zamora esté retirado y el sevillano haya perdido su forma brillantísima, otro Eizaguirre, el tercero en la ostentación del glorioso apellido, será el usufructuario de la portería nacional.
Artículo publicado el 25 de Enero de 1934 en La Prensa, Diario Republicano.
Ricardo Zamora elogia a Eizaguirre. Zamora debutó como critico deportivo en el periódico madrileño «YA», y tras un partido Madrid – Sevilla, jugado en Chamartín, hizo el siguiente elogio a la actuación del portero del Sevilla: » he dejado para el último a Guillermo Eizaguirre cuando es por él por quien debiera haber empezado. Su seguridad y estilo, unido a la valentía hacen de él, a mi juicio, el guardameta má cualificado para ocupar la portería internacional…»





