HISTORIA Y ANÉCDOTAS
El derbi de Vicente Bru
Sevillistas béticos y béticos sevillistas.
¿Se imaginan a José Antonio Reyes jugando con la camiseta del Betis o a Gordillo con la del Sevilla? A las puertas de un nuevo derbi, hemos querido recordar un partido histórico en el que las aficiones y los colores de los dos clubes se fundieron por una buena causa. Tal y como cuentan las crónicas de la época, pocas veces se conformó un equipo de esa talla, con béticos y sevillistas con la misma camiseta. Fue el 1 de octubre de 1978 en el estadio Benito Villamarín en homenaje al periodista de El Correo de Andalucía Vicente Bru.
“Cartel de lujo en el Villamarín”, titulaba ABC. Con entradas desde 20 duros para los hombres y de cinco duros para las señoras y niños, se agotó el papel. Y es que nadie quería perderse a Pablo Blanco vistiendo de verdiblanco, o a Paco Gallego, Julián Rubio y Enrique Montero con esa misma camiseta bética. O ver de sevillistas a Mühren, Peruena, Killer o Hugo Cabezas. “Todo el Sevilla y todo el Betis contra todo el Betis y todo el Sevilla”, decía la crónica previa.
Las alineaciones.
Un combinado Sevilla-Betis se enfrentó a una selección de jugadores extranjeros que por aquellas fechas militaban en el Sevilla FC y el Real Betis Balompié. Antes, los periodistas jugaron un partido entre los de prensa y los de radio, contando con algunos refuerzos. Así lo narró en las páginas de El Correo de Andalucía uno de ellos, el Maestro José Antonio Sánchez Araújo, quien se encargó de recordar que las relaciones deportivas entre el Sevilla y el Betis eran muy fuertes en 1978 por los duros enfrentamientos del torneo Ciudad de Sevilla, pero “dos grandes deportistas y caballeros estaban al frente de las sociedades futbolísticas sevillanas, Eugenio Montes Cabeza (Sevilla) y José Núñez Naranjo (Betis)”, lo que posibilitó el gran partido en homenaje a Vicente Bru.
En la selección nacional, con la camiseta del Betis, jugó en la portería, José Ramón Esnaola; los defensas Blanco, Alabanda, Gallego y Gordillo; la línea de medios la compusieron Ortega, Rubio y Cardeñosa y en la delantera estuvieron Montero, Megido y García Soriano. También jugaron López, Sabaté, Benítez, Antonio Álvarez, Valencia, Sánchez-Barrios y Curro.
Enfrente, en el combinado extranjero, vestidos de sevillistas, estaban Gustavo Fernández, Ramón Blanco, Gerolami, Peruena, Mario Killer, Mühren, Villalba, Murúa, Scotta, Hugo Cabezas y Bertoni. El balón con la firma de todos los jugadores se le entregó a la viuda del periodista Vicente Bru.
Lo cierto es que no faltaron ninguno de los profesionales convocados porque sus entrenadores fueron los primeros en asumir el compromiso: Luis Cid ‘Carriega’ por parte del Sevilla FC y José Luis García Traid, por el Betis.
Además, los periodistas tuvieron colaboradores de excepción dentro del campo, como Santos Bedoya, Antonio Valero y Baby Acosta, que estaban en los escalafones inferiores del Sevilla FC, de los que Santos era el coordinador y Valero y Acosta, entrenadores de los juveniles.
Goles de Blanco y Murúa.
La selección extranjera se impuso a la nacional por 2 goles a 0. En el minuto 24 llegó el primer gol tras una jugada que arrancó Bertoni por la izquierda, tocó Scotta y el cadista Blanco llevó el balón de un fuerte tiro a las mallas de Esnaola. En el minuto 33, de nuevo una jugada de Blanco propicia el segundo gol del combinado extranjero, ya que su centro sobre puerta fue rematado de forma impresionante de cabeza, en plancha, por Murúa, que sorprendió a Esnaola. Así lo contó Los Martes Deportivos de ABC.
El propio Araújo asegura en su libro Los Viajes de Araújo –recopilación de sus artículos para El Correo- cómo a Pablo Blanco lo cosieron a bromas y lo fotografiaron una y mil veces para que quedara plasmado ese día en el que vistió con la camiseta verdiblanca. Igual que los periodistas recibieron las bromas de los jugadores del Sevilla y del Betis.
Araújo con las botas de Bertoni.
“Quítate las botas que me las vas a reventar de lo mal que pegas”, le gritó entre risas desde una banda Daniel Ricardo Bertoni a Araújo, que entonces se dio cuenta de que calzaba las del campeón del mundo con Argentina. Minutos antes, Pedro Duque le había dicho sin desvelarle a quién pertenecían: “Ponte esta botas para que aprendas. Con ellas será difícil que puedas pegarle mal al balón”.
Eso sí, José Antonio Sánchez Araújo reconoce que se quedó con la camiseta de aquel gran partido, pero que le faltó echarle valor y cara al asunto para guardar también las botas que se calzó, las de un campeón del mundo.
“Los profesionales del balón respondieron con un ‘aquí estamos para lo que haga falta’ que a más de uno y a todos nos hizo sentir un latigazo de emoción. Un zurriagazo de esos que corren de punta a punta la espalda, llegan a la nuca, dejan como esparto la garganta y hacen aflorar una neblina en las pupilas que nadie quiso terminar en lágrimas”, escribía la pluma de Manuel Fernández de Córdoba en ABC.
Y es que hasta los años 70 había un gran compromiso de los profesionales del fútbol con la sociedad para cualquier tipo de actos benéficos. Así lo recuerda Araújo, quien apuntaba en su crónica de El Correo que los dos equipos sevillanos participaban muchas veces a favor de la Cabalgata de los Reyes Magos, en actos contra la droga o a favor de personas que lo necesitaban, como el niño Ian Reina.
Lo cierto es que, 35 años después, conmueve leer las crónicas deportivas que destacaban y aplaudían la unión entre las aficiones y entre los profesionales de los dos clubes de la ciudad por una buena causa, por el recuerdo de Vicente Bru. “Dos clubes, dos aficiones, una sola Sevilla fundieron colores y se acordaron de sus sentimientos”, decían las crónicas de 1978. Lamentablemente, la muerte de Antonio Puerta hace ya seis años volvió a generar el mismo efecto, ese efecto positivo de hermanamiento que no se puede olvidar el próximo domingo.
Nicol Jiménez. Periodista.