Comentarios de un espectador ingenuo
La cigüena y la zorra.
Todos conocen la popular fábula: A una invitación capciosa de la zorra a la cigüena a tomar sopas en plato, corresponde la cigüena convidando a la zorra a tornar sopas en botella.
En la fábula del fútbol español, simbolizan la cigüena y la zorra a los equipos de campo duro y campo blando.
Llevamos años y llevaremos siglos, haciendo esa tan absurda separación de terrenos de juego, sin convencernos jamás de que lo es.
El equipo X, de campo duro, irá a jugar contra el Z, de campo blando; en él recibirá una paliza más o menos considerable y los derrotados saldrán diciendo sentenciosamente: «Os esperamos en campo duro». El equipo Z devolverá su visita al X, en su campo duro, y asimismo perderá y sus jugadores saldrán emplazando a los de X: «En campo blando os esperamos». Y en este círculo vicioso nos’ hallamos hace tiempo y en él nos encontraremos por muchos años.
En un semanario deportivo, Mr. Petland, entrenador del equipo de Santander, Racing Club, analizando el football español, entre otras interesantes consideraciones, aboga por la supresión de estos campos duros, de hechura netamente española, únicos en el mundo. Mr. Petland tiene razón.
Por vía de ensayo, bien está; pero dado el rendimiento que ha alcanzado en España el fútbol, tanto en el orden deportivo como el económico, se impone la transformación de los campos duros.
Galicia así lo «ha entendido. ¿Es qué no pueden hacer lo mismo Madrid, Barcelona, Sevilla…?
¿Tan gravosos son su creación y entretenimiento? Y tengan en cuenta estas regiones, que tan pronto pisen un terreno extranjero, será blando y consiguientemente quedarán desfavorecidos. Que es muy grande la diferencia, lo demuestra, el fenómeno que al comienzo apuntamos y que se repite casi sin excepción. Pero hoy tenernos un caso tan reciente ante nuestra vista, que dice más que cuanto podamos aducir en apoyo de esta tesis.
El Sevilla F. C. ha jugado dos partidos en la corte. Es este equipo, hoy por hoy, el más genuino representante del fútbol español de campo duro. En el primer encuentro con el Real Madrid, obtuvo, en buena lid, un brillante triunfo en un lucidísimo partido. El mismo contrincante, en el mismo campo, le derrotaba y ponía en ridículo veinticuatro horas después, sólo porque la lluvia ablandó ligeramente el campo. No se me ofenda el Sevilla F. C, ni ningún sevillista, no vale la pena. Sólo a título de ejemplo reciente, cito el caso, sin idea alguna de mortificación.
Si este equipo estuviese amoldado a la pesadez de un terreno de verdadero fútbol, ¿hubiera caído tan pronto del pedestal en que se le había colocado el día 4 de febrero en Madrid? Barcelona, Madrid, Sevilla… vuestro fútbol os permite el lujo de tener campos y equipos dignos de los del resto del mundo y de que vuestros jugadores, los más científicos, sin duda, de España, no se vean justamente excluidos del equipo nacional.
J. DE MADRID.
Artículo publicado el 9 de febrero de 1.922 en el Diario Madrid-Sport.