Juan Armet «Kinké», la primera estrella, fue el primer crack que brilló con luz propia en el Sevilla FC, el primer fichaje importante en nuestra historia, él con sus dos hermanos formaron la primera saga de brillantes futbolistas de nuestro país estando en el RCD Espanyol. El Sevilla lo ficha siendo ya una estrella, ¡ya por esos años se empezaba a mover «el mercado de fichajes»!. (ver artículo comienzo del profesionalismo)

Jugó en las selecciones catalana y sevillana
Hijo de una aristócrata catalana, revolucionó el «football» en nuestra ciudad, los entrenamientos del Sevilla se convirtieron en todo un acontecimiento, los aficionados sevillistas acudían masivamente solo para ver la calidad técnica del catalán, su técnica era impecable.

Antes de llegar al Sevilla, la prensa de Madrid lo daba como posible fichaje para el R. Madrid, pero equivocaron el destino.

Su primer partido en el Sevilla en marzo de 1.917, el Sevilla gana 6-0 al R.S Alfonso XIII de Mallorca, anotando 4 goles. Leemos en el «Madrid – Sport» del 29 de marzo del 17: «los sevillanos todos colosos. Pérez, para no perder la costumbre, repartió un poco de leña. Armet (Kinké) hizo un juego de salón, llevando el balón donde quería y dando soberbios pases a sus interiores…, …Cruz pega un centro sin miedo, y el Kinqué, que actúa de delantero centro por el Sevilla, alumbra cual lámpara de 1.000 bujías, shootando colosalmente, no entrando el balón por ir un poquito alto…»

Con su forma de jugar dotó al Sevilla de una personalidad propia, dando origen a la «escuela sevillana». Ya lo decía Ricardo Zamora en una de sus intervenciones en la prensa de la época, hablaba de un partido Universitari Barcelona: «era habitual que los culés golearan ampliamente al Universitari, que siempre solía marcar algún gol, gracias a la habilidad de Armet Kinké, que luego jugó en el Espanyol y en el Sevilla, donde fundó la llamada “escuela floreada sevillana”.
En la época fue comparado con uno de los jugadores más famosos del fútbol español, Rafael Moreno «Pichichi», interior izquierdo del Atlético de Bilbao, así lo contaba «El Mundo Deportivo»: «Pichichi fue uno de los jugadores más famosos del fútbol español y que más imitadores tuvo, pero ninguno llegó a su altura. El que más cerca le llegó fue Armet «Kinke», el que años más tarde había de dejar la impronta de su estilo jugando en el Sevilla».
Junto con Escobar, Spencer, León y Brand formó una de nuetras mejores delanteras, denominada en su tiempo «la línea del miedo».
Rapidez, elegancia y dominio del balón fueron la principales características del juego de Kinké. Caló profundamente en la sociedad sevillana, amante de los toros y del flamenco. Con treinta años decide retirarse al no poder rendir como años atrás, el Sevilla decide, por todo lo recibido por Kinké en sus años en el Sevilla, concederle una pensión vitalicia de 300 pesetas, medida que hasta entonces no tenía precedente en nuestro fútbol.

Sin duda fue un personaje que dejó huella por todos los lugares por donde pasó.

Después de su etapa de jugador entrenó a diversos equipos, Betis, Madrid, Murcia, Mirandilla, Sabadell.
Murió a la edad de sesenta y un años, y hasta el día de su muerte fue recordado por el creador de la preciosista escuela sevillana, como podemos ver en la necrológicas del diario La Vanguardia, el Sábado 6 de Octubre de 1956.

No cabe duda que el nombre de Kinké estará siempre entre los elegidos de nuestra Historia.

Curiosidades: En Marzo del 17 el Sevilla se enfrentaba al Madrid en las semifinales del Campeonato de España, el partido de ida se disputó en Madrid, perdiendo el Sevilla, en el partido de vuelta, ya en Sevilla, nuestro equipo vence al Madrid 2-1, forzando el tercer partido de desempate. ¿Quién fue uno de los jueces de línea del segundo partido? Armet (Kinké), que acababa de llegar a Sevilla.

En nuestra ciudad por estas fechas (marzo, año 17) destacamos las fuertes lluvias caidas en Sevilla, El Correo de Andalucía, el día 8 de marzo del 17 nos contaba como se inundaba Triana y Sevilla, «Triana está inundada, en los pueblos de la provincia las inundaciones causan graves daños y crea a las clases proletarias una situación tristísima. El Guadaira se desborda inundando el Prado, el Parque, las Delicias y alrededores».
